lunes, 22 de junio de 2009

Salmo 140, Señor ven de Prisa.

SEÑOR VEN DE PRISA Y AYUDAME.

Salmo 140:

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.

Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;

no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.

Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo seguiré rezando en sus desgracias.

Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;

como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;

guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.

Caigan los impíos en sus propias redes,
mientras yo escapo libre........

Oración del justo en peligro. El salmista pide sea aceptada su plegaria vespertina -quizá con ocasión del sacrificio de la tarde- para no desfallecer en el camino de la virtud. Desea que los rectos de corazón le reprendan para no ir tras de las sendas de la impiedad. Parece que alude el salmista a dos clases de peligros que le acechan: de índole corporal (miedo a perder la vida) y de índole moral (peligro de abandonar el camino de la virtud). Sobre todo le preocupan los peligros espirituales: pecados de pensamiento, palabras y acciones, que provienen de la mala inclinación del corazón y del ejemplo perverso. Por ello quiere evitar la compañía de los malvados y permanecer en estado de perpetua vigilancia con sus oraciones. Sobre todo quiere evitar los halagos de los malvados, que tratan de atraerle al mal camino.


Pon en manos del Señor todas tus obras,
y tus proyectos se cumplirán.



Agradecimiento a:
http://www.franciscanos.org/oracion/salmo140.htm