Capítulo 28
de La Biblia (Antiguo Testamento)
- El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados.
- Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados.
- Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación?
- De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados!
- El, que sólo es carne, guarda rencor, ¿quién obtendrá el perdón de sus pecados?
- Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar, recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los mandamientos.
- Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu prójimo, recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.
- Absténte de disputas y evitarás el pecado, porque el apasionado atiza las disputas.
- El pecador enzarza a los amigos, entre los que están en paz siembra discordia.
- Según sea la leña, así arde el fuego, según su violencia, arde la disputa; según la fuerza del hombre es su furor y conforme a su riqueza sube su ira.
- Riña súbita prende fuego, disputa precipitada vierte sangre.
- Si soplas una chispa, prenderá, si la escupes, se apagará, y ambas cosas salen de tu boca.
- Al soplón de lengua doble, maldícele, que ha perdido a muchos que vivían en paz.
- A muchos sacudió la lengua triple, los dispersó de nación en nación; arrasó ciudades fuertes y derruyó casas de magnates.
- La lengua triple repudió a mujeres varoniles, las privó del fruto de sus trabajos.
- El que la atiende no encontrará reposo, ni plantará su tienda en paz.
- El golpe del látigo produce cardenales, el golpe de la lengua quebranta los huesos.
- Muchos han caído a filo de espada, mas no tantos como los caídos por la lengua.
- Feliz el que de ella se resguarda, el que no pasa a través de su furor, el que su yugo no ha cargado, ni ha sido atado con sus coyundas.
- Porque su yugo es yugo de hierro, y coyundas de bronce sus coyundas.
- Muerte funesta la muerte que ella da, ¡el seol es preferible a ella!
- Mas no tiene poder sobre los piadosos, en su llama no se quemarán.
- Los que abandonan al Señor caerán en ella, en ellos arderá y no se apagará.Como un león se lanzará contra ellos, como una pantera los desgarrará.
- Mira, cerca tu hacienda con espinos, encierra bien tu plata y tu oro.
- A tus palabras pon balanza y peso, a tu boca pon puerta y cerrojo.
- Guárdate bien de resbalar por ella, no sea que caigas ante el que te acecha.
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